
¿Y si el éxito estuviera al borde del abismo?
Lo vi en sus ojos. Un CEO con 20 años de logros, rodeado de gráficos que mostraban el crecimiento de su empresa, vitrinas de reconocimientos. Pero esa tarde, frente a su consejo directivo, no pudo responder una sola pregunta: ¿Para qué existe la empresa más allá de generar ingresos?
Hubo un silencio incómodo. Uno de esos que no se llena con palabras, sino con verdades no reveladas (o no conscientes). Porque el verdadero dolor de muchas empresas no es no vender más… es no saber si lo que hacen les valdrá mantenerse en el futuro. Si sus logros de hoy sobrevivirán a la mirada crítica del mañana. Ese es el abismo al que muchos líderes se asoman sin saberlo: tener resultados, pero no sentido.
Y es aquí donde el propósito cambia todo. No como un lema bonito en la pared, o la frase que arranca en una campaña, sino como una brújula que redefine cada decisión, cada inversión, cada relación. He tenido la fortuna de haber acompañado a muchas organizaciones que estaban al borde del vacío reputacional, atrapadas entre el discurso ético y la presión por rentabilidad. Entre la controversia y lo legítimo. Lo que las salvó no fue una campaña. Fue redescubrir y comprender su para qué. Y desde ahí, alinear estrategia, cultura y liderazgo. Dejar de aparentar impacto o presumirlo para empezar a vivirlo.
Uno de ellos, un grupo industrial mexicano, decidió cambiar su enfoque tras una crisis interna. Pasaron de hacer reportes que destacaban todo lo bueno, sus compromisos y sus esfuerzos, a involucrar a todos sus líderes en el rediseño de su estrategia, dando un paso a pasar de las anécdotas y los datos fríos a darles un peso en sus decisiones, a hablar con transparencia de sus retos, de sus desafíos y también de sus errores. No fue fácil. Pero cuando sus colaboradores comenzaron a decir con orgullo “yo trabajo aquí porque aquí se piensa en el futuro”, entendieron que algo real había cambiado. No se trataba solo de sostenibilidad. Se trataba de conciencia. De coherencia. De construir una empresa que trasciende.
Porque sí, liderar con propósito no es cómodo. Pero es la única forma de no convertirse en irrelevante. No necesitas saberlo todo hoy. Solo responder a esto ¿El legado que buscas está alineado con lo que haces cada día?
Si no, hablemos. Porque este viaje no se transita con fórmulas, sino con convicción. Y estás más cerca de comenzar de lo que crees.

