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El propósito de la empresa

¿Es realmente importante el propósito de la empresa?

Es algo que debemos develar. El sacarlo a la luz, cambiará en definitiva el rumbo de cada negocio, les dará una cara humana a sus marcas, conecta con la realización, con un bienestar significativo.

Autor, Estratega, Mentor & consejero

El propósito tiene una conexión de tipo emocional, no racional que hará que la empresa o la marca se identifique con aquellos con los que se puede identificar.

El propósito responde al porqué más allá de ofrecer un producto o servicio, más allá de la generación de ganancias para los accionistas o dueño de una empresa.

Al establecer una conexión emocional, la empresa entra directamente a los clientes, transformándolos en seguidores. Que buscan igual que ella lograr el cambio en el mundo, o ver la vida en sintonía con esa forma de ver la vida.

El por qué de cualquier organización, es su razón de ser. Es aquello único a lo que ella aspira a contribuir. Dejando un legado, que es la huella que dejará y en la que participaron todos los que la siguen e integran: accionistas, colaboradores, directivos, proveedores y clientes.

Visto así la empresa se convierte en una plataforma desde la cual todo aquel que comparta el por qué, puede contribuir a alanzarlo.

A diferencia de la Misión y la Visión que son una referencia importante hacia el interior de la organización, el propósito lanza su mensaje dentro y afuera de la organización, como si fuera un gran IMAN que atraerá a todos los que por dentro sean afines a ella.

Tanto clientes, como empleados, como inversionistas. Todos estarán ahí no por la paga, no por la utilidad, no por el precio. Estarán ahí porque esa organización los convence y se dirige a un destino muy similar a aquel que en lo individual le hace sentido.

El propósito: Crea un vínculo profundo entre la empresa y sus seguidores

Por su importancia, el propósito debe ser expresado en una declaración. Se debe buscar con todo cuidado, no se puede apresurar, ni debe salir de una lluvia de ideas o de la cabeza de un publicista. La declaración de propósito es la expresión máxima de una empresa, es aquella que hace vibrar a todo aquel que la integra, que es congruente para quien la lee, que es aspiracional y atrayente para el que la escucha desde afuera. Debe de dar guía y sentido al trabajo de todos dentro de la empresa.

El propósito se construye de la historia de la empresa misma, de los momentos que ha creado en sus directivos, en su gente, en sus clientes. Se alimenta de los valores y la cultura de la empresa. De aquello que motivo a su fundador, de las historias de vida que ha propiciado.

La empresa y la marca deben tener un impacto en la vida de la gente.

Si podemos encontrar el por qué detrás de cada uno de nuestros productos o servicios, el beneficio que brinda sobre la vida de sus clientes. Pero no solamente en lo referente al producto mismo. Se debe reflejar en todo lo que tiene implícito, su diseño, su creación, el trabajo de su gente, su publicidad, la relación con sus proveedores, el respeto a su entorno y el uso que le da a los recursos.

Un propósito no es un mandato para subsanar lo que en el camino se va dañando. Hace un llamado a buscar el beneficio de todos, no admite decisiones que afecten. Eso es lo que lo hace estar, adelante de la responsabilidad social que implica el reconocer los impactos que las decisiones y acción de la empresa tiene sobre sus públicos. En este caso busca generar el valor para todos. Sus empleados, son los primeros en estar convencidos y comparten la misma aspiración, llevan puesta la camiseta. Eso es algo que no se logra fácilmente en una empresa “tradicional”.

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