Fracasó la sostenibilidad

¿Fracasó de la Sostenibilidad?

October 17, 20254 min read

El fracaso sostenible

Por Juan Felipe Cajiga

¿Me pregunto por qué se siente un desánimo y abandono de credibilidad cuando las empresas nos hablan de sostenibilidad? Durante años, su discurso nos inundó de compromisos espectaculares, que nos llenaban de esperanza de una nueva era de mayor conciencia y gestión responsable. Esa que ponía a muchas empresas como referencia de lo que otras debieran imitar, inspiración que fue muy viral. (Pero que quizá como cualquier otro virus, terminó por crear sus anticuerpos y hacerlas inmunes). Informes, nuevas iniciativas, campañas, reconocimientos, sellos (de eso sí que lo puedo contarles). Pero conforme avanzaban los años, cambiaban los liderazgos, los tiempos cambiaban, algunas de esas que eran ejemplares, simplemente los han abandonado.

Hasta se inventó un término para hablar de lo que algunas empresas presumían, pero que la evidencia de un público, cada vez más informado, desmentía: el greenwashing.

Lo que comenzó como una búsqueda sincera por el equilibrio, entre el propósito y el progreso, entre los objetivos de negocio y las preocupaciones de la sociedad, entre la legítima obtención de utilidades y el cómo es que estas se obtenían, entre la permanencia del negocio y la justicia social. Parece haberse transformado en una puesta en escena de lo buenas que son. Hablando más de virtudes, que de valor. Más de culpa, que de crecimiento. Más de números y estadísticas que de impacto y transformación.

Y sin darnos cuenta la sostenibilidad empresarial, terminó convirtiéndose en un producto, en un privilegio creado con lenguaje técnico y sofisticado, determinado por quienes tienen el privilegio de poder invertir (pagar) por transmitir la versión más correcta, la más atractiva (que no necesariamente la más convincente). Mientras se sigue sintiendo la necesidad de una sostenibilidad real: la de la necesidad, la de hacer mucho con poco, la de aprovechar mejor, la de ser más justos con quienes y con lo que nos rodea, de colaborar en la búsqueda de soluciones de lo que más nos preocupa, de buscar ingenio e innovación en lo cotidiano, en mejorar la calidad de vida de las personas desde lo que hacemos.

No, no fuimos las personas las que nos alejamos de la sostenibilidad, o quizá si lo permitimos. Fue esa sostenibilidad (versión escenificada) la que se alejó de las personas.

¡Hoy no debemos renunciar! Hoy menos que nunca. Necesitamos reconstruir, reescribir, redefinir, rescatar esa narrativa que se conecta con su propósito original, la que se conecta con las personas, con sus preocupaciones, con sus desafíos, con su vida real y cotidiana. La sostenibilidad no es una ideología, ni una metodología, es actuar con convicción, consistencia, con congruencia. Es eficiencia, es innovación social, en actuar en colectivo, por un propósito común, anticiparse a los riesgos, en pensar en el impacto de cada decisión, es atracción y retención de talento, es saber escuchar, es crecimiento con propósito.

Cuando dejamos de vendernos desde el miedo y empezamos a mostrar el valor real de lo que hacemos (no de lo que somos). ¡La sostenibilidad se vuelve natural, entendible, racional, sustentable!

Deja de ser un acto condicionado, un costo reputacional y se convierte en cultura, en conducta, en una forma de actuar de progreso compartido. Nos deja de dividir, entre quienes le llaman de una forma o de otra, las que presentan números de muchas cifras y las que solo fotos bonitas, entre quienes se llenan de trofeos y las que obtienen reconocimiento por sus aportes y transformación de impacto logrado.

El futuro de la empresa, de la sociedad y de la sostenibilidad no lo deben marcar quienes buscan alcanzar el cielo verde! Rosa, azul o del color que sea! Si no de aquellos que saben trabajar por un propósito, que saben que no lo saben todo, que los logros son más grandes, si se obtienen en alianza, que no se predica, se practica. Que no se trata de que en un futuro salvemos el planeta, sino de aprender hoy a vivir bien y en armonía en él.

Dejemos atrás la guerra de conceptos, de modelos, de informes, de compromisos y promesas. De lavarnos la cara para que nos vean más bonitos. No necesitamos más de eso, necesitamos agentes de cambio, acciones con propósito, liderazgos más conscientes y responsables, más decisiones que transforman. Demos testimonio de lo que hacemos, no para disminuir el miedo de lo que puede pasar, de lo que remediamos, del efecto de nuestras malas o inconscientes decisiones. Pasemos a lo que hacemos por aportar a un estado deseable y superior.

Donde el progreso deje de ser un sacrificio, de recetas amargas, costosas y desagradables (argumento por el que muchos optan por no actuar o abandonarla). Reconozcamos la dificultad, los retos, sí (transparencia). Pero centrémonos mejor en el impacto del logro colectivo, lo que logramos hoy para ese futuro deseable, como nuestra elección consciente de un estilo de vida y un medio para lograr ese futuro mejor. Donde la congruencia entre el discurso externo y la acción cotidiana e interna sea la base para ganar la credibilidad a largo plazo.

No esperemos a que cambie algún día la historia. Cámbiala tú, desde la redacción de tu propia historia. Desde lo que ya eres, desde donde estás, desde lo que haces. Sumemos nuestras historias y entonces si estaremos transformando el mundo, un propósito, una acción a la vez.


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Soy Felipe Cajiga: ciudadano comprometido, mentor y un provocador apasionado de conciencia responsable en el ámbito profesional y empresarial.

En casi 40 años de trabajo he tenido el privilegio de guiar a +1500 líderes y organizaciones en Iberoamérica a transformar su manera de actuar, decidir y crecer, con la responsabilidad social, el propósito y la sostenibilidad como pilares estratégicos.

No me guían las tendencias pasajeras, ni las palabras sin sustancia. Estoy comprometido a apoyar a profesionales  conscientes en su camino, hasta convertirse en verdaderos líderes y agentes referentes de cambio con impacto genuino.

Creo y trabajo por un Movimiento de liderazgo empresarial consciente y responsable que no solo crece, sino que trasciende, regenera y dignifica a las personas, al entorno y al futuro

Juan Felipe Cajiga

Soy Felipe Cajiga: ciudadano comprometido, mentor y un provocador apasionado de conciencia responsable en el ámbito profesional y empresarial. En casi 40 años de trabajo he tenido el privilegio de guiar a +1500 líderes y organizaciones en Iberoamérica a transformar su manera de actuar, decidir y crecer, con la responsabilidad social, el propósito y la sostenibilidad como pilares estratégicos. No me guían las tendencias pasajeras, ni las palabras sin sustancia. Estoy comprometido a apoyar a profesionales conscientes en su camino, hasta convertirse en verdaderos líderes y agentes referentes de cambio con impacto genuino. Creo y trabajo por un Movimiento de liderazgo empresarial consciente y responsable que no solo crece, sino que trasciende, regenera y dignifica a las personas, al entorno y al futuro

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