
Ni fácil, ni imposible
Ni fácil, ni imposible, Pero urgente.
Por Juan Felipe Cajiga
La sostenibilidad empresarial ya no es un lujo ni una tendencia. Es, hoy, una condición para existir con sentido y con futuro.
Pero aceptarlo no basta. Implementarla… es otra historia.
Lo he visto en carne propia: empresas que declaran compromisos ambiciosos y se quedan atrapadas en la narrativa, y otras que, con pasos discretos pero coherentes, logran cambios que trascienden.
Porque sí: pasar del discurso a la práctica es un camino lleno de desafíos… y de oportunidades. Y hoy quiero ayudarte a ver ambas con claridad. ¿Me acompañas es esta reflexión?
Implementar la sostenibilidad: menos excusas, más propósito
La sostenibilidad empresarial ya no es una tendencia: es una condición para existir con sentido y con futuro. Aceptarlo es el primer paso, pero implementarlo… es otra historia.
He visto empresas que anuncian grandes compromisos y se quedan en el discurso, quienes comienzan sin convicción real y los abandonan a medio camino. Otras que, con pasos discretos, pero coherentes, logran cambios que trascienden. La diferencia no está en el tamaño del presupuesto, sino en la mentalidad, la cultura interna y la capacidad de actuar con propósito, en la convicción.
No es tamaño, es intención. No es glamour, es coherencia.
Lo que hoy parece caro, mañana es ahorro, reputación y diferenciación.
La cultura no cambia con manuales, sino con liderazgo que predica con el ejemplo.
La sostenibilidad no se construye en soledad: se teje en red con otras organizaciones y aliados estratégicos.
El cambio no espera planes perfectos: empieza con pasos reales.
¡La responsabilidad no es de una gerencia, de un área, de un líder, es responsabilidad de todas y todos!
No te detengas por lo que no tienes. ¡Activa lo que ya eres! ¡Hazlo transcender!
La sostenibilidad no se impone. Se contagia.
¿Y si tu próximo paso se convierte en el inicio de un legado?
